(Citas del libro de LOUISE HAY)

 

Una actitud de agradecimiento tiene el poder de convertir las dificultades en oportunidades, los problemas en soluciones, las pérdidas en ganancias, y además expande nuestra visión y nos permite descubrir todo aquello que era invisible para nosotros debido a nuestra actitud limitadora.

Valorar lo que tenemos en lugar de preocuparnos por lo que no tenemos.

El hábito de ayudar a los demás es importante para la salud y la longevidad… Tender una mano amiga a otras personas es bueno para la vitalidad, el corazón y el sistema inmunitario.

He descubierto que cuanto más dispuesta estoy a agradecer las pequeñas cosas de mi vida, más cosas grandes surgen de fuentes inesperadas, y empiezo con mucha ilusión cada día, con todas las sorpresas que están constantemente llegándome.

Deja de compadecerte a ti mismo y elévate a mi nivel para encontrarte conmigo.

Cualquier experiencia podemos considerarla de dos maneras: con los ojos de la carencia  o con los de la abundancia. Concéntrate en lo que tienes en lugar de en lo que te falta.

Agradecer lo que tengo es una manera eficaz de liberarme de una sensación de pérdida.

Pensando en gratitud en personas y agradecimiento de mi pasado me hace sonreír y se me inunda de alegría el corazón cuando recuerdo con cariño a mis fabulosos amigos y los buenos ratos que hemos pasado. Con los años he observado que cuanta más gratitud siento por el pasado, más feliz soy en el presente.

Sentirnos agradecidos por aquellas personas que pensamos que nos han hecho daño puede ser difícil pero es un modo muy eficaz de sanar el pasado.

Recordar sólo las cosas buenas de cada persona y dejar de lado los otros pensamientos. Siempre puedo lograr encontrar algo que agradecer sinceramente a cada persona. Olvido mis deseos y expectativas sobre cómo deberían haber actuado y trato de pensar en sus buenas cualidades.

La gratitud nos libera de nuestra prisión auto impuesta de odio y deseo de venganza.

El odio no sólo nos aprisiona en una pequeña celda de autocompasión, sino que también nos separa de aquellas personas que desean aportar amor a nuestra vida.

Al extender mi gratitud a todas las personas de mi pasado y mi presente, comienzo a ver que todo lo que nos rodea está en verdadera armonía, que todo lo que consideré perjudicial e injusto en realidad no era así, verlo de ese modo fue una mala interpretación por mi parte, un juicio erróneo basado en mi percepción, que tiene un alcance muy limitado.

Aquello que vivimos en la mente pronto se refleja en nuestro comportamiento exterior. Un profundo sentimiento de gratitud ennoblece nuestra vida y las de las personas con quienes nos relacionamos.

A veces el mayor motivo de gratitud está oculto en las dificultades con las que nos enfrentamos, porque éstas nos ayudan a volvernos seres humanos más fuertes, comprensivos y compasivos.

La gratitud es aminorar el paso, abrir los sentidos al mundo que nos rodea, y sentir el efecto de esa percepción consciente en nuestros sentimientos y sensaciones y en el modo de vivir el siguiente momento de nuestra vida.

Cuando tienes gratitud en el corazón, adquieres una nueva disposición para dar a los demás, de modo que ellos también experimentan la alegría que tu sientes.

La gratitud es una manera de salir de la dificultad, el dolor y el aislamiento. Ante la adversidad  la angustia expresar gratitud nos exige que renunciemos a nuestras ideas sobre lo que creemos que nos está ocurriendo.

Es imposible sentir preocupación, rabia, depresión o cualquier otra emoción negativa en presencia de la auténtica gratitud.

Pensar negativamente disminuye nuestra confianza en nosotros mismos y empeora las situaciones difíciles.

Cuando nuestro camino nos conduce a las lecciones más difíciles de la vida, lo mejor es aprender de ellas y continuar avanzando.

Después de pasar por momentos difíciles, al mirar retrospectivamente solemos ver que había algo importante y necesario en esa experiencia.

A veces nos enfrentamos con un cambio necesario que debemos hacer en nuestro interior y/o en nuestra vida. Hay un proceso de duelo o aflicción por el que debemos pasar cuando dejamos algo a lo que hemos estado aferrados. Hemos de permitirnos sentir el miedo y la tristeza, y también recordarnos que en esa experiencia hay un regalo que sencillamente no vemos todavía.

Cuando empieces a buscar las cosas buenas de tu vida inmediatamente dejarás de fijarte en las malas, y te sentirás feliz, una persona afortunada.

Ocurra lo que ocurra a nuestro alrededor, podemos elegir reaccionar de una manera que nos sirva para aprender y crecer. Siempre hay un regalo en toda experiencia. Expresar gratitud nos permite descubrirlo.

Cuando vivimos con un corazón agradecido, el miedo no puede entrar, la culpa se disuelve y sólo hay paz, amor, perdón y comprensión.

Cuando aprendemos a ser agradecidos, abrimos nuestra vida a la acción receptiva.

Cuando hacemos que otra persona se sienta bien, también nosotros nos sentimos bien. Cuando hacemos sentirse importante a otra persona, también nos sentimos importantes nosotros… Al dar las gracias a otras personas las tratamos con respeto y hacemos que se sientan satisfechas, y nosotros nos sentimos igualmente respetados y satisfechos.

Todo lo que hay en mí que vale la pena es el producto de lo bueno que me han dado a lo largo del camino y que he tenido la sensatez de aceptar, y del daño que me han hecho y que he tenido el buen tino de perdonar. He aprendido muchísimo de todo, por mínimo que sea, una vez que empecé a agradecer el poder que hay en mi interior y que me permite reconocer la experiencia más allá de la circunstancia. Eso significa que hemos de ser agradecidos por haber obtenido algún bien perdurable de las cosas maravillosas que las personas nos han dado o nos han hecho y de cualquier daño al que hemos sobrevivido ya que ello nos aumenta la sabiduría.

Cuanto mayor es nuestra facilidad para perdonar, con más facilidad vivimos. Y cuanto más naturalmente agradecidos nos sentimos por lo que la vida es de verdad, más nos liberamos de las tonterías que solían hundirnos y degradar nuestra existencia.

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Podemos dar las gracias por las experiencias que sirven a otras personas, aunque supongan cierto esfuerzo por nuestra parte. Podemos agradecer el crecimiento, aunque lo produzcan circunstancias difíciles. A veces, las dificultades de la vida pueden llevarnos a experiencias más que placenteras para expresar una mayor valentía, fuerza, compromiso y creatividad. Podemos dar las gracias porque las situaciones difíciles nos acercan más a otros seres humanos, animándonos a expresar totalmente nuestra empatía y nuestra compasión.

Haz que tus palabras sanen en lugar de herir.